Todo tiene un límite, se ha dicho.
Supongo que muchas veces esto aplica bien, y la mayoría está de acuerdo.
Hace tiempo que no me exhibo en este su humilde blog (que tiene cada vez menos lectores), por lo que creo que se me ha de perdonar que esta vez me exhiba.
(Espero poder ser claro: tengo años leyendo y releyendo El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, lo que ha afectado levemente mi forma de escribir, así que probablemente diga algunas cosas medio rebuscadas y fuera de época).
También se ha dicho que lo único que no cambia es que todo cambia.
Y se me hace que ya se llegó mi tiempo.
Mi cuarto huele raro, como a podrido, hay algo que no sé dónde está, que le da un olor como a basura, como a animal muerto, como a… bueno, no queremos que me ponga escatológico, pero huele gacho.
Hoy, por fin, me he animado a hacer algo. Empecé por un letrero. Helo aquí:
Así, espero empezar a cambiar (¿mejorar?) algunas cosas. He dejado de tomar. La bronca con las parrandas es que aún “no sé tomar”. Para mí eso era una tontería “cómo que no sé tomar?! Nomás se trata de abrir la boca, echarse un trago y pasárselo” La cosa es que todo tiene un límite. Yo nomás tomaba y tomaba y me dormía y al despertar me dolía la cabeza y no podía recordar algunas cosas. Y no me sentía mejor persona. Así que, dejando de tomar y limpiando mi cuarto forma parte de un proyecto. Porque no lo tenía, y ahora lo necesito.
Para muchos, limpiar su cuarto, o el lugar en el que duermen, es algo rutinario y sin chiste; para mí (y algunos otros) es una labor titánica. No quiero justificarme diciendo “es que mi amá siempre lo limpió por mí” Nel, tengo 30 años y debo de saber lo que es bueno y no para mí. Pero creo que me motiva MÁS hacer las cosas por alguien más que por mí mismo. Baja autoestima, tal vez; pero así las cosas: mucho más motivador planchar la camisa de botones hasta abajo (realmente no sé la diferencia entre camisa, camiseta, playera, camisola, me refiero a las que tienen muchos botones) cuando tengo una reunión de trabajo que la playera de Katatonia cuando voy a ver a las mismas 4 personas que ya me conocen de hace 4 años. De ser por mí nomás no plancho nada, ni acomodo mi ropa, ni nada.
Mi cuarto, el que rento, es como mi madriguera. Aunque bueno, lo anterior ha fallado una sola vez. Pues tuve visitas y no me importó. Y aún no entiendo por qué.
Se dice que el lugar en el que uno vive es un reflejo del estado de ánimo, o viceversa, fundamentalmente es lo mismo. Pero hoy, por lo que sea, estoy determinado a limpiar mi cuarto. Después de quién sabe cuánto tiempo.
Siempre he creído que sólo estoy temporalmente en esto, también por ello es que me preocupo poco; del tipo: para qué pinto esa parte que se le cae la pintura por la humedad, de cualquier modo ya estoy por irme. La cosa es que ya llevo 5 años pensando así.
Y me agüita porque yo no crecí en un ambiente así. Por ello es que me parece jodido ir en bicicleta al súper, a la escuela; me agüita cenar atún –a veces monda- con mayonesa y nada más; me agüita usar ropa rota (cacofonías aparte); me agüita lavarme a jicarazos. Como diría Monsi Fonsi “crecí en pañales de seda”. Mis vecinas, que viven en condiciones similares a las mías no se quejan, no se agüitan, al contrario, se ponen contentas de tener libertad, etc. Pero esto, esta vida ya no es para mí. Soy una princesa. Sabrá dios cuántas pendejadas he hecho en pos de ello, en pos de vivir (o creer que vivo) como una princesa. Y estoy temiendo, ahora, ser mal interpretado. No me estoy quejando de lo vivido, nuncamente. Es sólo que ya fue suficiente. Ya no quiero lavar a mando, ya no quiero desayunar a las 3 de la tarde, esto es, hasta que sea la hora de la comida en mi escuela. Es momento de moverse.
(Chale, me pone de malas no saber qué huele así)
Oh, cielos! Me quedo escuchando una canción y todas mis ideas acerca de lo que iba a escribir, se vienen abajo.
La canción: Simple Man, interpretada por Shinedown, versión acústica. Gracias, Chonis.
Mañana les cuento. Esta noche ya no supe qué decir.
Chin, tengo ganas de hablar por teléfono y no sé dónde lo dejé.