Ven claridad, llega ya.

Ven claridad, llega ya,

amanece de una vez claridad,

por piedad mata sombras,

dame luz, resplandor, libertad

- Menudo

Yo soy un ser nocturno. Es decir, que prefiero andar de noche que de día. Desde niño me ponía la capa de la estudiantina de la primaria e, imaginando que era batman, deambulaba por la casa (la sala y comedor, principalmente, pues son zonas neutras) mientras mi familia dormía (aunque claro, en mi imaginación no tenía más familia que el buen Alfred). Y aun hoy, mientras de día ando todo sonámbulo y como en automático, tan pronto empieza a anochecer y empiezo a agarrar vida; hasta platico con la gente, me río (y me lago, jiji), cuento charras, bailo breik, venzo el mario bros y todo así bien chévere. Y así soy. Por ello mi amá siempre me ha sugerido que trabaje de velador.
Complementándose con lo anterior digamos que... mmm... cómo decirlo... no me gusta levantarme temprano, o sea que soy retehuevón. Y cuando digo temprano me refiero a antes de las 10 de la mañana. En mochis (no lo digo con orgullo) no es raro que viva creyendo que el sol sale a la mitad (zénit, pa' los léidos) y va bajando hasta el atardecer. O sea que me levanto como a la 1 de la tarde.
Y entonces, oh gran barón, qué te tiene despierto a las 5 y media de la mañana deseando que amanezca? Será, acaso, que no has dormido aún?
Pues bien, humilde grillo preguntón ávido de conocimiento (chale, ya estoy copiando el estilo de El Masio) para responderte les contaré una bonita anécdota:
Era una fresca tarde de verano en la hermana ciudad de Puente de Ixtla, Morelos. Ahí vamos todos los niños dispuestos a pesar una velada con algunas bebidas refrescantes al rededor de una fogata bajo la luz de la luna y millones de estrellas amenzando con caernos encima de tantísimas, para reflexionar acerca de la vida, el universo y todo lo demás para después conciliar todos el sueño dentro de una de las casas de campo al abrigo de alguna cobija, pues, en medio del monte, por la madrugada, hace frío.
Toda la tarde fue fabulosa. Reímos, jugamos y nos bañamos en el río.
- Ya que anochezca, pedía el más pequeño, quiero bailar junto a la fogata
- Mejor cantemos canciones de amor, interpeló la única niña que nos acompañaba y temía a la oscuridad.
- Ah, ya quiero ver las estrellas, expresó alguien.
Pues bien, el tiempo siguió su curso, y la esperada noche llegó. Amontonamos la leña, unos pases mágicos et voalá! El fuego brilló con intensidad mostrando su poder. Sentados en rededor mirábamos el fuego, atentos, como si fuése la primera vez.Y entonces pinche llovidón deijuezuputamadre!!! Agua, rayos, más agua y agua toda la noche, pero tooooooooda!!! Cuál fogata, cuál cobijita, cuál luna, cuáles estrellas, cuál reflexionar sobre nada, pero sobre todo cuál resguardo! Ahí estaba yo sentado en una piedra empapado hasta la ignominia, tiritando de frío viendo hacia el horizonte, acotado, además, por unos cerros, waiting for the sun.
- Que ya amanezca!!! Grité desesperado. Pues bien, una vez más amaneció, salió el sol e hizo lo suyo. Supe que ese día no se iba a acabar el mundo, pues para que haría dios salir el sol? Sería un gasto inútil.
Pero a qué jijos viene todo ésto?
Calma, pequeño jumil de la barranca, paciencia. Pues a que esta es la segunda vez en que deseo con tanto fervor que amanezca. Ja ja ja, no, no estoy sentado en una piedra ni está lloviendo ni nada. Es mucho peor. Estoy bieeeeeen crudo, me está llevando la jodida y no tengo agua, ni nada, para beber. Pero cuando salga el astro rey, mi doñita (la Sra. que me renta y vive en la planta baja) abrirá su abarrote, y entonces, oh sí, le pediré que me venda una botella de agua, y bendita, fresca, sagrada la beberé, y mi amado (por mí, al menos) cuerpecito que no tiene la culpa de mi destrampado cerebro, se hidratará maravillosamente.
Aaaaaaaaaaah!!! A la chingada!!!! Que ya amanezca!!!!!